Las negociaciones y relaciones con clientes se pueden ir al traste de muchas formas. Y a veces, no eres tu el detonante de ese motivo, solamente victima de su incomprensión. Tenía un cliente, de los antiguos, de los que llevaba conmigo años que, mas por su orgullo, por su incapacidad de escuchar, ha dado al traste con las relaciones comerciales entre nuestras dos empresas.
Se le pidió por todos los medios posibles que nos aclarara cual era el motivo por el que deseaba dejar de trabajar con nosotros. A día de hoy, esperamos respuesta. Le he llamado, he intentado hablar con el, pero o está de viaje o no está o 1000 excusas. No se cuantos correos electrónicos le he enviado, pidiendo una respuesta. Llamadme cabezón, pero cuando algo se me pone entre ceja y ceja, es muy difícil que alguien me cambie de idea.
Pues yo, después de 2 meses ya estoy planteando dejarlo. Estoy francamente aburrido de encontrarme la callada por respuesta. Y ya, después de todo este tiempo, para mi, perdido, no tengo la mas mínima contestación. Ni un motivo. Nada.
Así que nada, estimado cliente: Usted se lo pierde.